Este libro, que integra la serie Apuntes de todos los días, contiene las reflexiones —cotidianas, profesionales, existenciales— de un médico psicoanalista dotado de una amplia cultura y con muchos años de experiencia en el ejercicio de su profesión.
Como señala el autor, no sabemos lo que nos depara la vida, el mañana viene, y viene a su manera. Es sólo a partir de aceptarlo que se vislumbra el resquicio que otorga la posibilidad y el motivo de hacer “lo que hace falta”.
El intelecto, sostiene, en lugar de facilitar, suele obstruir lo que Weizsaecker considera la esencia de la vitalidad: la ofrenda. Sostener que el sentido de la vida reside en la conservación de la vida es tan absurdo como decir que el sentido de la vida es la vida. El sentido de la vida surge cuando vivir constituye una ofrenda que, trascendiendo la propia existencia, le otorga un sentido.
Pues la vida es un regalo maravilloso, y cuando comenzamos a recorrer sus últimos tramos, como sucede en lo que canta Sinatra, también nos damos cuenta de que estuvo bien así (¡como fue!) y que carece de sentido contabilizar un debe y un haber, en este mundo complejo en donde (como dice Porchia) “nadie está hecho de sí mismo”. O como señala Campoamor: “Nada es verdad ni mentira. / Todo es según el color / del cristal con que se mira”.